El fútbol ha perdido parte de su esencia, dejando de lado a veces su vertiente deportiva para convertirse en un negocio en el que, como en cualquier otro, se busca la rentabilidad económica, para la cual es fundamental el papel de la televisión, a pesar del dispar reparto de los ingresos generados por esta vía.
Buena muestra de ello es el erróneo planteamiento de los horarios de los partidos, condicionados por la necesidad de la televisión de justificar las grandes cantidades invertidas en el que consideraban su producto estrella.
Actualmente hay partidos de fútbol todos los días de la semana y a cualquier hora. Sea la Federación Española o la Liga de Fútbol Profesional la que organice la competición, se sienten legitimados para programar partidos desde el mediodía hasta cerca de la medianoche.
Está claro que ni aficionados ni futbolistas salen beneficiados de un modelo que gira en torno a la TV, sin tener en cuenta nada más que sus propios intereses, aunque en ocasiones sea contraproducente. El partido de ida de la Supercopa de España tuvo una gran audiencia: 4,93 millones de personas y 38,4 % de share, aunque perdiendo audiencia respecto a la última edición disputada a las 22.30 h.
Por desgracia están convirtiendo la anormalidad de algunos horarios, como el de las 23 horas, en normalidad. ¡Qué tiempos aquellos en los que importaba el socio! El desmadre de los horarios del fútbol es una batalla perdida.
el dinero de los asiaticos estan cambiando el horario de la ligaBBVA.Una pregunta si la liga tuviera solamente la audiencia en españa ,¿podria mantenerse viable economicamente?
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