Los
torneos del Grand Slam han entrado
en una carrera por ser el torneo que
entrega mayores premios a los
jugadores. Y parece que Wimbledon ha
decidido apostar fuerte, incrementando
un 40% los premios para alzarse con la victoria por delante del US Open.
Roland Garros era el torneo que menos dinero repartía: 19 M
de €, pero Gilbert Yser, director del torneo francés, anunció hace quince días un incremento significativo de los
premios, pasando a los 22 M de € en premios.
Declaró: “creo que por lógica hay que pagar más que hasta ahora". Y la
inversión seguirá creciendo hasta 2016.
El
primer grande de la temporada, el Open
de Australia, ha repartido este año 23,7
M de €, con un incremento del 30%
centrado sobre todo en las primeras
rondas del torneo.
Wimbledon no ha querido ser menos, y el 23 de abril hizo
público que los premios a repartir aumentaban en un 40%, alcanzando los 26,5 M
de €, tal y como lo califican sus responsables: “el premio más alto de
la historia del tenis profesional”.
Con
ese incremento el torneo londinense supera al último grande del año, el US Open, que esta temporada entregará 25.7 M de € en premios.
Mejor reparto de los premios
Parece
que todos los torneos se han dado cuenta de la necesidad de un reparto más equitativo de los premios.
Los jugadores que no pasaban de las primeras
rondas recibían unas cantidades de dinero significativamente menores que
los que alcanzaban la segunda semana, y se especulaba con un posible plante.
En
Roland Garros, siguiendo el ejemplo
de los torneos australiano y americano, lo tienen claro: "la Federación
Francesa prosigue en su voluntad de continuar sus esfuerzos para ayudar a los tenistas eliminados en la primera semana".
Nada
tiene que ver lo que ganará el campeón
del torneo parisino: 1,5 M de €, con lo que se llevará el jugador que caiga
en segunda ronda: 35.000 € (un
incremento del 25% respecto a 2012)…que puede parecer poco pero quién no querría ganar ese dinero.
Y
parece que esta política de repartir
más dinero en premios sólo acaba de
empezar. Veremos si disminuye la brecha, o si por lo menos se hace un
reparto más justo. Al fin y al cabo, sin esos tenistas que caen pronto, no se
podrían jugar los torneos.
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