Hace
casi tres años que se iniciaron las obras de remodelación del estadio de Maracaná, que en su momento fuera sede
de la final del Mundial más
multitudinaria de la historia, la de 1950,
con cerca de 200.000 espectadores en
las gradas. En la famosa final del Maracanazo, ya que Uruguay se llevó el título
en casa de la anfitriona Brasil.
Ronaldo y Bebeto
fueron los protagonistas del primer
partido en el remodelado estadio, con alrededor de 27.000 espectadores en las gradas, un 30% del aforo total. La
segunda prueba se tenías que hacer el 15 de mayo ante 50.000 espectadores, pero finalmente ha sido cancelada.
Las
obras casi han llegado a su fin. El estadio está casi acabado, falta instalar
las sillas y mesas de la tribuna de prensa y finalizar la urbanización del
entorno. Pero el partido de ayer mostró que hay deficiencias que subsanar, ya que fallaron los ascensores y el
suministro de agua.
El
proceso de remodelación del estadio ha estado plagado de polémicas, como la de la duración
o el precio de las obras. La última versión dada por el gobierno habla de un coste de 808,4
millones de reales (unos 404 millones de
dólares), mientras que otras fuentes
hablan de una inversión de 466 millones
de dólares, para un total de 615 desde
2007.
Poco
queda del antiguo Maracaná, sólo la fachada, que ha visto como su capacidad se reducía hasta los 78.838 localidades, 76.935 en
competiciones de la FIFA.
El
estadio ha sido construido con criterios de arquitectura sostenible, que le llevan, por ejemplo, a recoger el agua de lluvia y
aprovecharla para los lavabos y para
regar el césped, permitiendo un
ahorro de hasta el 30% en el consumo.
También
se han instalado placas fotovoltaicas
en la cobertura del estadio, que generarán hasta 400 kilowatios por hora, que servirán
para reducir también el consumo eléctrico.
La
gestión del estadio generará grandes
beneficios, se estima que 715 M de dólares, razón por la
que dos consorcios se disputan su
gestión para los próximos 35 años. Aún no se sabe cuándo se conocerá el ganador, pero sí que las empresas que venzan
el concurso deberán invertir 300
M de dólares en mejorar el entorno
del estadio, y pagarán 2,25 M
de dólares al año de canon al gobierno, durante los 35 años de vida del
contrato.
La
inauguración oficial estaba prevista
para el 2 de junio, día en el que se iba a jugar un apasionante Brasil –
Inglaterra. Pero un juez ha decidido suspenderlo al considerar que el estadio no reúne aún las condiciones de seguridad necesarias. Horas más tarde se ha admitido el recurso presentado y parece que el partido sí se jugará. ¡Qué lío!